Las comunidades indígenas plasman en sus bordados su historia y su vida cotidiana.

México tiene una larga historia y está lleno de tradiciones y costumbres, una bella parte de ellas es el arte textil producido por tejedoras y bordadoras de los pueblos indígenas a lo largo del país que buscan preservar un pequeño recuerdo de nuestro bello pasado.

Y cada uno es diferente dependiendo del pueblo indígena al que pertenece.

Es un arte que se trasmite de generación en generación, de las manos de mujeres que aprenden desde pequeñas, surgen tejidos únicos e irrepetibles con diseños que plasman la herencia cultural de México.

En el año 2015 denunciaron que en una tienda en San Diego se vendía una blusa típica de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, bajo la marca francesa Isabel Marant.

La noticia se esparció y acusaron a la marca de plagio.

La presión fue tal que la diseñadora francesa reconoció que efectivamente el diseño provenía de una comunidad mexicana y no pretendía adueñarse de él.

Más sin embargo en 2018 esta misma diseñadora registró como parte de sus creaciones esos diseños indígenas y ahora ella estaba demandando al gobierno de Oaxaca por el pago de regalías.

Llego requerimiento desde Francia prohibiendo la producción y venta de este tipo de diseños. O que se le paguen las regalías correspondientes.

¿Te lo puedes imaginar? Que ahora resulta que algo que ha estado en nuestra cultura por tantos años ahora le pertenece a esta diseñadora francesa.

Ese fue uno de los casos más sonados, pero no es el único.

Ocho marcas de ropa, incluso internacionales, plagiaron diseños de comunidades indígenas, de Oaxaca, de Chiapas e Hidalgo.

Las marcas van desde la estadounidense Madewell, las españolas Zara y Mango, hasta la misma mexicana Pineda Covalín, que han reproducido bordados tradicionales de comunidades mexicanas.